Trump perdona al narcotraficante condenado: un colapso

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El expresidente Donald Trump ha indultado a Juan Orlando Hernández, el expresidente de Honduras que cumplía una condena de 45 años por delitos de tráfico de drogas y armas de fuego. La medida, confirmada el martes, plantea serias dudas sobre la aplicación del indulto presidencial y pone de relieve inconsistencias en la política exterior estadounidense.

El caso contra Hernández

Hernández fue condenado en un tribunal federal de Nueva York el año pasado por abusar de sus poderes presidenciales para facilitar el tráfico de más de 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Los fiscales también presentaron pruebas de que aceptó sobornos de narcotraficantes, incluido Joaquín “El Chapo” Guzmán. El indulto se concedió después de que Hernández enviara a Trump una carta alegando “persecución política” bajo la administración Biden.

Por qué esto es importante: dobles raseros en la política estadounidense

El indulto es especialmente notable dada la postura agresiva de la administración Trump contra Venezuela, a la que a menudo califica de “narcoestado”. Si bien Trump criticó a los líderes de Venezuela por presunto tráfico de drogas, ahora ha liberado a un perpetrador de alto nivel condenado en Honduras. Esta inconsistencia socava la credibilidad de Estados Unidos en materia de lucha contra las drogas y sugiere una aplicación selectiva de la política.

El patrón de indultos polémicos de Trump

Hernández no es la única figura controvertida que Trump ha indultado. Su historial de indultos incluye a estafadores condenados, políticos corruptos, el fundador de un mercado de drogas en línea y numerosos participantes en el ataque al Capitolio del 6 de enero. El indulto de Changpeng Zhao, el fundador del intercambio de criptomonedas Binance, también ha planteado dudas sobre la posible negociación por cuenta propia, dados los vínculos comerciales de la familia Trump con la empresa.

Contexto más amplio

Los indultos presidenciales son una herramienta legal, pero su uso puede estar muy politizado. El historial de Trump demuestra su voluntad de explotar este poder de maneras que desafían las normas tradicionales. El indulto de Hernández no sólo plantea preocupaciones éticas sino que también resalta el potencial de abuso dentro del sistema de clemencia.

Este indulto subraya una tendencia inquietante: la aplicación selectiva de la justicia basada en el favor político más que en principios legales.

Es poco probable que esta decisión sea aislada y probablemente alimentará un mayor debate sobre los límites y responsabilidades de la autoridad presidencial.