La conveniencia de los servicios de “compre ahora, pague después” (BNPL) está provocando un aumento en la deuda de los consumidores, lo que genera preocupaciones sobre posibles consecuencias económicas. Estos planes de pago a plazos, que alguna vez se limitaron a compras de lujo, a menudo comercializados como sin intereses, ahora son comunes para los gastos cotidianos, incluso para los comestibles. La rápida expansión de BNPL, impulsada por nuevas empresas de tecnología financiera como Affirm y Klarna, está superando la supervisión regulatoria, dejando a los consumidores vulnerables a tarifas ocultas y ciclos de deuda insostenibles.
El auge de BNPL
BNPL ganó fuerza durante la pandemia, con volúmenes de préstamos que se dispararon de 16,8 millones de dólares en 2019 a 180 millones de dólares en 2022. El atractivo es simple: dividir las compras en pagos más pequeños y aparentemente manejables. Sin embargo, la falta de verificaciones de crédito tradicionales significa que los consumidores pueden acumular fácilmente varios préstamos BNPL simultáneamente, una práctica conocida como “apilamiento de préstamos”. Esto crea un escenario peligroso en el que las personas piden prestado más allá de su capacidad de pago.
Más del 40% de los usuarios de BNPL han realizado pagos atrasados en el último año, y más del 20% hacen malabarismos con tres o más préstamos a la vez. Si bien algunos servicios anuncian opciones sin interés, las tasas pueden subir hasta un 36%, superando con creces las tasas de las tarjetas de crédito tradicionales.
Desregulación y Titulización
El crecimiento de la industria BNPL se ha visto favorecido por la desregulación. La administración Trump revocó las reglas de la era Obama que habrían tratado a los prestamistas del BNPL como compañías de tarjetas de crédito, reduciendo la supervisión. Mientras tanto, empresas como Klarna y Affirm están titulizando miles de millones en deuda de consumidores y vendiéndolas a inversores, oscureciendo la verdadera exposición al riesgo.
La puntuación FICO, una medida clave de la solvencia crediticia, ha comenzado a tener en cuenta la deuda de BNPL, pero esta información sigue oculta a los consumidores. Esta falta de transparencia agrava aún más el problema, dificultando que los prestatarios comprendan sus obligaciones financieras.
Ecos de la crisis de las hipotecas de alto riesgo
Los expertos advierten que la situación actual guarda similitudes preocupantes con la crisis de las hipotecas de alto riesgo de 2008. Así como las hipotecas riesgosas fueron reempaquetadas y vendidas como inversiones seguras, la deuda de BNPL está siendo cortada, cortada en cubitos y vendida a inversionistas que tal vez no comprendan completamente el riesgo subyacente.
Nadine Chabrier, asesora principal de políticas del Centro para Préstamos Responsables, señala que los prestamistas del BNPL actualmente no enfrentan ningún requisito para evaluar la capacidad de pago del prestatario. Esta ausencia de controles y equilibrios podría conducir a una sobreextensión generalizada y una posible inestabilidad económica.
El resultado final
Si bien aún no es inevitable una crisis en toda regla, el crecimiento desenfrenado de BNPL plantea un claro peligro para los consumidores y el sistema financiero en general. El marketing agresivo de la industria, junto con una regulación laxa, ha creado una cultura de endeudamiento imprudente. A medida que se intensifica la temporada de compras navideñas, los consumidores deben proceder con extrema precaución: leer la letra pequeña o evitar BNPL por completo. La economía estadounidense puede depender de ello.









































































