La narrativa que rodea a la Generación Z es a menudo sombría: una generación “jodida” por las fuerzas económicas, condenada al endeudamiento e incluso a la deriva hacia ideologías extremistas. Si bien las ansiedades sobre el futuro son reales, una mirada más cercana revela un panorama más matizado. Los zoomers no necesariamente están en peor situación material que las generaciones anteriores, pero los desafíos únicos, combinados con la dinámica social moderna, alimentan una sensación generalizada de pesimismo.
El mito de la ruina económica
A pesar de las afirmaciones generalizadas, la Generación Z se está desempeñando mejor que las generaciones anteriores de la misma edad según muchas métricas económicas clave. Según datos de la Reserva Federal, el Zoomer promedio de 25 años ganó más de 40.000 dólares al año en 2022 (ajustado a la inflación). Esto es un 50% más de lo que ganaban los Boomers a esa edad. Las cifras de riqueza son igualmente favorables: los jóvenes Millennials y los Zoomers mayores tienen un patrimonio neto medio un 39% más alto que el de las generaciones anteriores en la misma etapa de la vida. Las tasas de desempleo para las personas entre 16 y 27 años alcanzaron en junio su nivel más bajo en medio siglo.
Sin embargo, esto no significa que la Generación Z no enfrente obstáculos. La crisis inmobiliaria hace que ser propietario de una vivienda sea cada vez más inalcanzable, y más de la mitad de los inquilinos de la Generación Z se ven agobiados por los altos costos de la vivienda. La deuda por préstamos estudiantiles sigue siendo un lastre importante, ya que la matrícula se ha más que duplicado en términos ajustados a la inflación en comparación con la generación Boomer. A pesar de estos desafíos, la Generación Z en su conjunto todavía se encuentra en mejor situación económica, y el gasto en vivienda y educación sigue siendo consistente con el de las generaciones anteriores.
La amenaza de la IA: una preocupación real
El auge de la inteligencia artificial introduce una nueva dimensión legítima a las ansiedades económicas de la Generación Z. La IA está automatizando tareas que tradicionalmente realizan los trabajadores de nivel inicial, lo que potencialmente reduce las escalas profesionales antes de que puedan ascender. La contratación para puestos junior en industrias expuestas a la IA se ha desacelerado y la proporción de desempleados recién graduados universitarios ha aumentado desde la llegada de ChatGPT. Si bien los impactos a largo plazo son inciertos, la IA podría exacerbar las presiones económicas existentes, haciendo precarias las perspectivas profesionales iniciales.
El factor de las redes sociales: Doomscrolling y desconexión
¿Por qué existe esta desconexión entre la realidad material y las dificultades percibidas? El pesimismo de la Generación Z no se trata únicamente de economía; también está determinado por la forma en que consumen información. Los algoritmos de las redes sociales priorizan el contenido negativo, creando una visión distorsionada del mundo. La exposición constante a estilos de vida seleccionados y crisis exageradas genera comparación social y ansiedad. Los estudios confirman que el uso intensivo de las redes sociales se correlaciona con un menor bienestar subjetivo, ya que los usuarios sobreestiman lo bien que les va a los demás.
Además, la Generación Z reporta mayores índices de soledad, menos interacción social y menores índices de sexo y relaciones. Estos déficits sociales amplifican los sentimientos de aislamiento y fatalidad, coloreando su percepción de las perspectivas económicas. El bombardeo constante de noticias negativas y realidades filtradas puede exacerbar los factores estresantes financieros existentes, lo que lleva a un ciclo de desesperación que se refuerza a sí mismo.
El auge del extremismo: un síntoma, no la causa
La inquietante tendencia de simpatías extremistas entre algunos jóvenes conservadores, según lo informado por Rod Dreher, es probablemente un síntoma de una desilusión más amplia, no un resultado directo de las dificultades económicas. Si bien algunos atribuyen las tendencias neonazis a la desesperación financiera, el vínculo causal es tenue. El factor más probable es una combinación de alienación social, radicalización ideológica y las cámaras de eco del extremismo en línea.
Conclusión
La situación económica de la Generación Z es compleja, no simplemente “jodida”. Si bien enfrentan desafíos reales, especialmente en materia de vivienda, deuda y desplazamiento de empleo impulsado por la inteligencia artificial, superan a las generaciones pasadas en muchos aspectos. La sensación generalizada de fatalidad está alimentada por percepciones distorsionadas, amplificadas por las redes sociales y exacerbadas por el aislamiento social. Abordar esto requiere no sólo reformas económicas sino también una reevaluación crítica de cómo los jóvenes consumen información y construyen conexiones significativas en la era digital.








































































